¡Una luz!: perfeccionan la producción de hortalizas con iluminación LED
Un equipo de investigación estudia el desarrollo de lámparas LED para mejorar la producción de plantines y cultivos en la Provincia. Las ventajas son múltiples: ahorro energético, aceleración del crecimiento de las plantas y extensión de sus períodos de conservación.
En el Laboratorio de Acústica y Luminotecnia (LAL), perteneciente a la Comisión de Investigaciones Científicas (CIC), un grupo de profesionales investiga el desarrollo de luminarias LED para aumentar la calidad de la producción de hortalizas en la Provincia de Buenos Aires.
Este tipo de iluminación tiene dos ventajas centrales: por un lado, garantiza mayor eficiencia energética que las tradicionales lámparas a vapor de sodio (considerando la luz generada por unidad de potencia consumida); y por otro permite regular el espectro de luz necesario para mejorar distintos aspectos de la calidad del cultivo.
El LAL viene trabajando desde 2018 en el desarrollo de esta tecnología. A través de ella logró mejoras morfológicas en tomate, apio y lechuga; también en la conservación post cosecha de kale, brócoli y repollitos de Bruselas. Asimismo, se experimentó con radiadores que acortaron periodos y mejoraron floración en soja y trigo. Todo esto regulando el tipo de luz LED necesaria para cada caso.
Actualmente su trabajo está centrado en desarrollar una luminaria universal y económica que esté al alcance de cualquier productor o productora. El estudio está financiado por la convocatoria Ciencia y Tecnología en Energías Bonaerenses (CyTEB), impulsada por la CIC y el programa Provincial de Incentivos a la Generación de Energía Distribuida (PROINGED), e involucra investigadores del Centro de Investigaciones en Fitopatologías (Cidefi) de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la UNLP.
Un tipo de luz para cada objetivo
Los objetivos que persigue el equipo de investigación del LAL con este proyecto en el ámbito de la producción hortícola bonaerense son varios. Uno de ellos es mejorar el aprovechamiento de las semillas, generando plantines más sanos y morfológicamente más fuertes, aptos para el transporte y re siembra. Se ha experimentado con buenos resultados en apio y lechuga, ahora se estudian los efectos en tomate y ají.
Un punto a favor para esta tecnología es poder estabilizar la irradiancia que reciben las plantas, combinando luz natural y artificial. Evita así las variaciones de luz que hay entre las épocas de primavera/verano y otoño/invierno, que afectan el crecimiento de los plantines. En este sentido, el uso de LEDs permite, a un bajo costo, homogenizar el crecimiento y disminuir las pérdidas por fragilidad o debilidad de la planta al momento del trasplante.
Pero, además, hay otro punto en que la iluminación LED le saca ventaja a la tradicional: las longitudes de onda que emite la segunda no son absorbidas con eficiencia por las clorofilas que cumplen un rol clave en la fotosíntesis; en cambio la primera puede regular las longitudes de onda para emitir la que la planta necesita para crecer.
Sobre ese punto, el ingeniero Pablo Ixtaina, director del LAL y quien está a cargo del proyecto, afirma: “las clorofilas no absorben igual dentro del espectro visible. En líneas generales, la máxima absorción se da en el azul y ciertas bandas del rojo. Irradiar con luz ‘blanca’ implica iluminar en zonas del espectro que la planta no aprovecha. Nosotros podemos optimizar el espectro de irradiación en función de lo que buscamos, por ejemplo: que el vegetal crezca alto, robusto y bajo o que dé flores rápido. Para cada aspecto, hay distintas combinaciones de longitudes de onda que mejoran el crecimiento. De algún modo, la luz puede ayudar a introducir modificaciones en aspectos que a nosotros nos interesen”.
También la iluminación LED puede generar que la planta acorte su ciclo de crecimiento y reproducción: “en los procesos de hibridación se necesita que haya floración. Con la luz artificial se puede modificar el fotoperíodo de la planta y adaptarlo para acortar los tiempos en la producción de nuevas semillas. Es todo un proceso y la idea nuestra es la ‘Horticultura dinámica’: generar un iluminador que adapte su espectro y potencia a las distintas etapas del ciclo vegetal. Como suplemento de la luz natural o en cultivos indoor, se podría ir modificando la planta según las necesidades del productor. Todo obviamente, minimizando el consumo energético y con equipos de alta eficiencia”.
Según afirma el equipo de investigación “desde el punto de vista tecnológico, y más allá de los estudios previos realizados por el LAL, no hay antecedentes locales de desarrollos de luminarias para irradiación controlada”.
Teniendo en cuenta que la producción hortícola situada en La Plata, Berazategui, Florencio Varela y otros municipios del conurbano bonaerense, junto con la ubicada en Mar del Plata, es la más importante del país, la creación de un prototipo de fuente LED de bajo costo y apto para soportar las condiciones ambientales de invernáculos puede tener un alto impacto productivo regional.
Nota publicada en la web de la CIC.